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Pertenencias-Reliquias de Mons. Óscar Arnulfo Romero |
El pasado sábado, seguí por Internet la Celebración
Eucarística de beatificación (o santo en la Iglesia católica con culto local)
de Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, "Monseñor Romero", "Santo de
América" (1942-1980), arzobispo de San Salvador (1977-1980), asesinado por
"escuadrones de la muerte" mientras presidía una Misa el 24 de marzo
de 1980.
El pasado 3 de febrero, Francisco Papa firmó el decreto
con el que la Iglesia católica el que reconocía a Romero mártir, y el 14 de
mayo firmó la Carta Apostólica con la que se realizó la beatificación en la que
establece las "líneas modelo" sobre él: "Obispo y mártir, pastor
según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo
heroico del Reino de Dios, reino de justicia, fraternidad y paz".
En carta enviada al arzobispo de San Salvador, José Luis
Escobar Arias, Francisco destaca aspectos de Romero, como el llamado a la
unidad y reconciliación; sin embargo, lo resalta como pastor, con "la capacidad de ver y oír el sufrimiento de su pueblo", y para quienes vean en Romero "como amigo en la fe, quienes lo invoquen como protector e intercesor, quienes admiren su figura, encuentren en él fuerza y ánimo para construir el Reino de Dios, para comprometerse por un orden social más equitativo y digno".
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Carta Apostólica de Beatificación de Mons. Romero |
Francisco desde que asumió el obispado de Roma y la
Presidencia en la Caridad de la Iglesia católica (o sea Papa), se ha referido al
"perfil" de obispos que requiere la Iglesia, así como a los que habrá
que promoverse y elegirse. A los nuncios apostólicos (21 de junio 2013), sobre
quienes descansa el "filtro" de promoción, les recordó que hay que
escoger aquellos que no sean "ambiciosos" ni "príncipes";
a la Congregación de Obispos, donde se cierne a los prospectos que le
presentan, reiteró y abundó en lo anterior (27 de febrero de 2014),"pastores cercanos";
y el pasado 17 de mayo, a la Conferencia Episcopal Italiana, los llamó a "no ser tímidos o irrelevantes a la hora de denunciar y luchar contra una mentalidad generalizada de corrupción pública y privada".
¿Qué obispos requiere-necesita México? Que vean
y oigan, con olor a ovejas, en las periferias,
sin miedo a perder (ofrendar) incluso la vida al extremo.
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