Fundamental en la construcción de un gobierno abierto,
transparente, es la comunicación. Es transparente quien comunica, no quien solo
informa.
Todos, cualquier persona, desde cualquier ámbito
informamos, mostramos algo, con intención deliberada o no. Pero hasta ahí, la
relación es pasiva, aislada, un tanto indiferente, donde lo informado tiene
significación para el otro en cuanto sólo le es de utilidad o le afecta en algo
o mucho. En tanto, comunicar implica la interacción entre uno y otro, entre un
emisor y un receptor, a través de la cual hay intercambio de información con la
que se construye una relación basada en información, la cual se transforma,
llegando incluso a generar conocimiento mutuo y nuevo. Quien comunica se
muestra, se deja ver y se abre a la acción e intervención del otro.
Así, la información de quien comunica adquiere una
significación dinámica, transformadora. No es sólo un conjunto de datos
ordenados con un fin, estáticos, que sólo se ponen ahí para quien los requiera
o necesite. La información en un proceso de comunicación hace de lo primero
referentes para quien los comparte, cambiándolo, transformándolo, en diálogo
con el otro, quien a su vez también comparte, muestra, pone a disposición
información. La comunicación genera conocimiento, que no tiene uno ni el otro,
sino que ambos generan.
Si lo anterior lo aplicamos al ejercicio del poder
público, la llamada “transparencia” como garantía de acceso a la información,
invariablemente el ejercicio del poder público se transforma, lleva al gobierno
colaborativo, corresponsable; pero sí la “transparencia” es sólo poner
información pública sobre el ejercicio de una función movidos sólo por lo que
la letra de la ley dice, por muy proactiva que sea, sin llegar con ello a una
relación y proceso comunicativo, de nada sirve. Bueno, es muy probable que el
emisor haga de la “transparencia” una acción propagandística, y eso sólo le
podría servir al emisor.
¿Qué se requiere para gobiernos “transparentes”? Gobiernos que comuniquen con lenguaje claro, simple; que informa y pone a disposición lo que la gente necesita; un gobierno que dialoga, con voluntad y apertura para construir con el otro. Es algo más que cumplir con la ley; es usar la ley como medio para un co-gobierno ciudadano, pues éste “tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.
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