Rivera, Prigione y Maciel. Aquellos tiempos... |
Norberto Rivera Carrera, arzobispo de la Ciudad de México
y cardenal de la Iglesia de Roma, cubre con tinte para pelo lo que el libro de
Proverbios 16, 31 considera como "corona de gloria", con lo que muestra
lo que dice Cohélet en Eclesiastés 1, 2: "¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada
más que vanidad!".
Rivera Carrera, a través de su vocero Hugo Valdemar
Romero y Presidente del Consejo Editorial del semanario de la Arquidiócesis
capitalina, "Desde la fe", aunque ahora lo niegue, dio acuse de
recibo el mensaje que Francisco Papa dio a los obispos mexicanos durante suvisita a México: "No pierdan tiempo y energías en las cosas secundarias,
en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos
planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías. No
se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias [...]. Sean Obispos
de mirada limpia, de alma trasparente, de rostro luminoso. No le tengan miedo a
la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen
para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la
mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las
ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza
en los 'carros y caballos' de los faraones actuales [...] superen la tentación
de la distancia [...]" y "si tienen que pelearse, peléense; si tienen
que decirse cosas, se las digan; pero como hombres, en la cara, y como hombres
de Dios".
El "cielo" y la "tierra" |
El domingo 6 de marzo, a través del Semanario "Desdela fe", Rivera Carrera cuestionó: "¿tiene el Papa alguna razón para
regañar a los obispos mexicanos? y ¿quién mal aconsejó al Papa?
De Roma viene, lo que a Roma va, dice el adagio
eclesiástico; pero Francisco Papa conoce desde antes al Episcopado Mexicano. En
Roma dan seguimiento puntual a la reacción desesperada de Rivera, quien podría
anticipar su dimisión (el 6 de junio de 2017 cumplirá 75 años de edad). Ha
quedado solo. El "club de Roma" se desintegra naturalmente. Sus
otrora miembros son eméritos: Onésimo Cepeda, Emilio Berlié, Juan Sandoval. Ya
no tiene protector en el Vaticano, Angelo Sodano, y Marcial Maciel, su
promotor, es un "ángel caído".
En abril próximo se renovará la Conferencia del Episcopado Mexicano, y se prevén "ajustes de cuentas". La "Iglesia del silencio" podría despertar. Es hora.
Publicar un comentario