Con 93 votos a favor, de los cuales 51 fueron “expresos” (sesionaron
y aprobaron) y 42 “tácitos” (afirmativa ficta, no respondieron en tiempo), de
los 125 Ayuntamientos, el Congreso de Jalisco aprobó la minuta de Decreto con la que la Constitución del Estado quedó “armonizada” a la Constitución Federal
en materia de transparencia y acceso a la información. En los próximos días el
Ejecutivo deberá publicar los cambios constitucionales y la Ley de Transparencia y Acceso a Información Pública del Estado de Jalisco, ya armonizada, para su puesta en vigor.
Con este trámite legislativo, en el marco de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública que entrará en vigor
el 4 de mayo de 2016, México se encamina a la Transparencia 4.0, es decir la
implementación de un modelo de acceso y disposición de información pública que requerirá
propiciar la modificación del ejercicio del poder público y la relación
sociedad-gobierno. A este modelo se le ha dado por llamar “Gobierno Abierto”, indicado
en la ley, pero más soportado e impulsado en acuerdos multinacionales.
Transparencia 4.0 presupone, a la par de abrir para su
disposición la información pública (ahora con datos abiertos), nuevos modelos
de administración y gestión del ejercicio del poder apoyado en tecnologías de
la información y comunicación en generación, disposición, distribución, interoperación
de la información para la toma de decisiones. Sin estos elementos, la parte
nodal de Transparencia 4.0 o “Gobierno Abierto” no será realidad, pues transita
de manera simultánea en la participación colaborativa-cocreativa de la sociedad
en el ejercicio del poder (Ejecutivo, Legislativo, Judicial).
Así, desde esta perspectiva-finalidad, las Administraciones
públicas deberán emprender una reingeniería para que la apertura-transparencia
sea desde adentro, y no una llave que sólo abre por fuera. Aún más, se trata de
construir Administraciones-Gobiernos-sujetos obligados sin puertas, y por ende
sin llaves. La naturaleza de los cambios constitucionales y legales modifican la
lógica del acceso: no basada en solicitar información, sino en disponer de ella
libremente. Por eso, la medición-evaluación de un gobierno transparente no estará
en certificaciones, sino en sus efectos y resultados: ejercicio del poder
colaborativo, rendición de cuentas y reducción de la corrupción.
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