Por naturaleza, todo poder público debe ser abierto,
máxime cuando un gobierno se basa en la representación popular y la delegación
del poder público por parte del mandante (ciudadanía) al mandatario (quien
recibe el mandato o la orden de gobernar y administrar lo público). Así que
construir “gobiernos abiertos”, independientemente de acuerdos transnacionales
que se firmen, está en la naturaleza del ejercicio del poder público.
¿Qué implica construir un gobierno abierto? Como plantean
sus promotores, opera en estas líneas: garantizar el acceso y uso libre de información
pública, el uso de tecnologías de la información y comunicación (TIC), y la
construcción colaborativa-cocreativa de iniciativas, planes y programas en el
ejercicio de gobierno, centrado en la ciudadanía, favoreciendo la participación
ciudadana.
Si observamos el entorno, la educación va en línea
similar: generación y desarrollo colaborativo de conocimiento, más que simple
transmisión de información y conocimiento, con el apoyo de las tecnologías de
la información.
La construcción de gobiernos abiertos, como se plantea,
va a la zaga de la ruta en la que forman las generaciones que nos preceden, y
si los gobiernos e instituciones públicas no se incorporan en esa ruta,
ahondarán más el divorcio y deslegitimación mandantes-mandatarios,
sociedad-gobierno.
La experiencia cotidiana de los menores de edad al adulto
con acceso a tecnologías, a través de su smartphone, tableta o computadora de
escritorio, está en la disposición portable de información, en el intercambio y
comunicación de la misma, así como la construcción de contenidos de manera
colaborativa (por ejemplo, el desarrollo y reconstrucción de una noticia a
través de redes sociales, la búsqueda y localización en segundos de cualquier
dato, simple o especializado, a través de Internet o una aplicación). La obtención,
uso e intercambio de información contrasta con la que tiene un mandante frente
al mandatario cuando busca o le requiere algo tan cotidiano como qué servicios ofrece, quiénes, cuándo, cómo,
dónde. Si así están las cosas en lo más ordinario y simple, mejor ni hablar
sobre rendición de cuentas, de la que sólo hay discurso.
¿Gobierno abierto? Sí, en tanto recupere y ensanche el
poder del representado, del mandante. Pero ello implicará un cambio de
entrañas, más que publicar información con TIC.
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