Híper producción-consumo, rostro del híper individualisto capitalista |
Uno de los rasgos de la posmodernidad es la ampliación de
lo realidad, señalada como híper. Asistimos como parte y testigos en la vía
construcción de una sociedad que "salda" lo no resuelto en la modernidad,
donde la razón del individuo se erigía como el referente y base para la construcción
y conquista de la felicidad social e individual. De manera simple, con
categorías anacrónicas, no falta quien vea en ello la confrontación de principios
liberales y conservadores, que están en ello, pero ahora absorbidos, impregnados
e incluso "guiados" por el mercado que impone el capitalismo
decadente.
Gilles Lipovetsky, sociólogo y filósofo francés, nos ayuda
en la descripción de lo híper; pero también Zygmunt Bauman, sociólogo y
filósofo polaco, nos ofrece una lectura de lo efímero, de lo
"líquido" de la realidad en que nos movemos y construimos.
Las confrontaciones, más que debates, que asistimos hoy, giran
en torno a temas que tocan el fondo de la estructura y naturaleza de lo individual
y lo colectivo; de la persona y la sociedad. Enuncio tres temas: la
normalización-legalización de uniones entre personas del mismo sexo, bajo el
concepto de matrimonio; el aborto como derecho a decidir sobre el "propio cuerpo";
y más pronto de lo previsto estará sobre la mesa la "muerte asistida"
bajo la premisa de "muerte digna" (eutanasia).
Francisco Papa en su reciente carta encíclica Laudato si', en su planteamiento ético sobre una ecología integral, en el capítulo
tercero (números 101 y siguientes) expone lo que considera la "raíz de la
crisis ecológica": el paradigma tecnocrático globalizado del cual hay que
liberarse.
Consecuencias de este paradigma imperante y global, en lo
económico, político, cultural, social, en lo profundamente humano, se muestran
en un antropocentrismo desviado, y con algo que Francisco llama más peligroso:
el relativismo práctico, "cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el
centro, termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales,
y todo lo demás se vuelve relativo" y que "empuja a una persona a
aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto".
Así, considero que manifestarse el estar a favor o en
contra en temas específicos sin considerar asuntos de fondo, es quedarse en la
superficialidad fenomenológica, en la coyuntura mediática que polariza,
contemporizando con lo políticamente correcto para "quedar bien".
Vayamos al fondo.
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