Rubén Alonso
Enrique Peña Nieto, Presidente de México, en Las Margaritas, Chiapas, durante la Cruzada Nacional Contra el Hambre |
El pasado 24 de enero, el
presidente Enrique Peña Nieto convocó a una Cruzada Nacional contra el Hambre,
con la que se pretende atender “de manera prioritaria” a “7.4 millones de
mexicanos, que enfrentan esta doble condición: De estar en pobreza extrema y de
padecer carencia alimentaria, alimentaria severa”.
Sin embargo, considero, esta
“política social” a la que, además, se convoca a la sociedad civil, con la
participación de los tres órdenes de gobierno, es fundamentalmente un recurso
asistencial, necesario, pero mediatista y sujeto al manipuleo y uso político e
incuso electoral.
El punto de arranque,
fundamental, que no excluye alimentar a quien carece de lo básico, está en los
factores, en las causas que generan pobreza, pues de lo contrario hoy los
alimentaremos, mañana también e incluso podrán aumentar el número de pobres,
siendo una historia sin fin.
A finales de los 80, en el
Centro Universitario Cultural, atendido por padres dominicos en las inmediaciones
de la UNAM, siendo un joven universitario que estudiaba en la ciudad de México,
participé en diversas conferencias y talleres que reafirmaron convicciones y me
marcaron al conocer y escuchar a Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Frei Betto.
Su exposición teológica, pero
sobre todo sus testimonios de vida, como Frei Betto en prisión, o la serena y
profunda reflexión de Gustavo Gutiérrez, considerado uno de los padres de la
Teología de la Liberación, no hacían más que reforzar que el cambio y la libertad
se construyen desde abajo.
Gutiérrez, palabras más,
palabras menos, señaló entonces que si una máquina produce invariablemente algo
deforme, incompleto, descompuesto, la solución no está en reparar el producto,
sino en la propia máquina.
Si dicha máquina es un sistema
social y económico que a lo largo de la historia ha demostrado que produce
pobreza, despojo, y por ende pobres y despojados, la solución de fondo está en
cambiar y sustituir la máquina. Algunos gobiernos lo que hacen, dijo, hacer
funcionar la máquina más lento para generar menos pobres, y así vanagloriarse
de resultados tangibles, verificables. Pero la máquina sigue produciendo lo
mismo.
Cruzada contra el hambre, pues
no. Necesitamos identificar sustituir la “máquina” que los genera. La Cruzada
Nacional contra el Hambre no será más que una “ajustada” al producto para
lucirlo como logro, operando la máquina a menor velocidad.
Twitter: @jrubenalonsog
Fuente: Milenio-Jalisco
28 de enero de 2013
URL: http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9170885
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