El Instituto de Transparencia e Información Pública del Estado de Jalisco (ITEI) cumplirá diez años el próximo 2 de julio, pero en los próximos días, de acuerdo a la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Jalisco y sus Municipios, presentará "un informe anual de actividades y de la evaluación general en materia de acceso a la información pública en el Estado, ante el Congreso del Estado", incluyendo el ejercicio presupuestal (Art. 35, fracc. XXXII).
El órgano garante para el acceso a la información no se
reduce a quienes han presidido su consejo, pero sí le han dado una orientación
desde y en el consejo al interior y hacia el exterior en su articulación con
los sujetos obligados y la sociedad. Con Augusto Valencia López (2005-2009), un
arranque fuerte pagando el "precio de construir algo nuevo", pero con
un problema: personalizó en él al ITEI; luego tenemos a Jorge Gutiérrez Reynaga
(2009-2013), la etapa regresiva, destructiva frente a los sujetos obligados y
sobre todo frente a la sociedad: llevó al ITEI al nivel del propio Gutiérrez; y
a partir de 2013, se incorporó Cynthia Cantero Pacheco, cofundadora y armadora
del naciente ITEI en 2005 como administradora, quien ahora en año y medio ha
recompuesto el caos heredado al interior y centrar su atención en la finalidad
del instituto evitando política mediática y de grupos, donde sus compañeros
consejeros, Vicente Viveros y Francisco González han sido clave.
Más que los números de solicitudes, recursos,
capacitación, evaluaciones sobre el cumplimiento de la ley en los sujetos
obligados, ejercicio presupuestal, incorporación de sujetos obligados a Infomex
o con sistemas propios validados para solicitudes de información, que serán
elementos del informe y facetas de evaluación, en lo que entregue al Congreso
el ITEI, es fundamental observar hacia dónde apunta el ITEI en el entorno local
y nacional, en particular cuando el próximo 7 de febrero se tendría una Ley
General de Transparencia.
Con dicha ley aplicable a todas las entidades,
Jalisco no debe renunciar a una premisa básica: se requieren órganos fuertes,
no grandes; se requieren sujetos obligados transparentes, no órganos garantes
que los hagan transparentes, pero sobre todo, la transparencia avanzará en la
medida que los órganos garantes comiencen a ser prescindibles, innecesarios.
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