En mayo de 2015 se establecieron las bases
constitucionales del Sistema Nacional Anticorrupción y de los Sistemas Estatales
(Locales) Anticorrupción (SEA); en tanto, el 18 de julio pasado, con la Ley
General del Sistema Nacional Anticorrupción (LGSNA) quedaron definidas las
bases para esos sistemas estatales, los que, entre otras cosas, "deberán
contar con una integración y atribuciones equivalentes a las que esta Ley
otorga al Sistema Nacional" (Artículo 36 de la LGSNA). La configuración
del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) implicará puntos delicados, con puesta
bajo el crisol de grupos de poder, pero si se desea avanzar, se requerirá de
una voluntad política pública, honesta,
técnica y sobre todo, tomar de frente, abiertamente, la integración de nuevas
estructuras con personas probas y profesionales.
El SEA, a diferencia del Nacional, implicará a los
municipios, que de manera básica están considerados en los principios
constitucionales y en las leyes secundarias que de ellos se derivaron, sobre
todo en lo que concierne a los Órganos de Control o contralorías. Ahí habrá que
prestar particular atención, pues la fiscalización tiene tareas pendientes.
Volviendo al SEA, la mirada se fijará en el qué se hará,
cómo y con quién las instituciones y estructuras sensibles para que opere el
sistema, que serán el foco de atención y funcione en lo local y se integre en
lo nacional.
El SEA supone crear un Comité de Participación Ciudadana
con "ciudadanos de probidad y prestigio que hayan destacado por su
contribución a la transparencia, la rendición de cuentas o el combate a la
corrupción", así mismo una Fiscalía Estatal Anticorrupción. Instancias
nuevas que ameritan un diseño con fuerza.
Pero el SEA supone meterle cirugía mayor a otras
existentes y que se encuentran, una más que otras, en la atención pública y
política: el Consejo de la Judicatura, el Tribuna de lo Administrativo, la
Auditoría Superior del Estado de Jalisco, el Instituto de Transparencia,
Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Jalisco, la
Contraloría del Estado, y con esta las Contralorías de los demás poderes,
órganos autónomos, organismos descentralizados y municipios.
Estamos frente a la revisión y construcción de
un andamiaje que no puede quedar en unos pocos, ni construido al cuarto para
las doce, menos a puerta cerrada.
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