Rubén Alonso
Jorge Mario Berboglio, ahora Francisco, tras su presentación con Obispo de Roma-Papa |
Los gestos y palabras de Jorge Mario Bergoglio, jesuita,
arzobispo de Bueno Aires, Argentina, ahora como obispo de Roma y por ello,
“presidiendo en la caridad” (como escribió Ignacio de Antioquía en su carta a
los Romanos, camino a esa ciudad, año 110 de la era cristiana), han cautivado,
pero también preocupado dentro y fuera de la Iglesia católica. ¿Qué hará este
nuevo Papa?
Es muy rápido para saberlo, y sólo nos movemos en el
terreno de la especulación buscando en el pasado de Bergoglio y en
interpretaciones sobre sus gestos y palabras. Tal vez estemos ante un cambio de
estilo en el ejercicio del poder en la Iglesia católica, o sea la antesala de
un proceso de autorreforma. El tiempo nos los mostrará, y clave serán dos
momentos próximos: la ceremonia del próximo martes 19 en que inicie formalmente
su pontificado y la integración estable de la Curia Vaticana tras la
ratificación “donec aliter provideatur” (hasta que se provea o disponga lo
contrario) de los miembros que operaron con Benedicto XVI. Aún, pues, faltan
decisiones de conducción, de gobierno, más que gestos en el ejercicio del
mismo.
¿Qué se espera de Francisco Papa? Al interior de la
Iglesia, la clave está en lo que los cardenales plantearon y discutieron en las
152 intervenciones durante las diez congregaciones previas al Cónclave. Por lo compartido,
un punto es común: reformar la Curia Vaticana, es decir, el gobierno central de
la Iglesia católica; en tanto, al exterior de la Iglesia, el abanico de
“necesidades” es mayor. Conciliarlas, requerirá de un proceso sabio de apertura
para el diálogo, y que no implicará de suyo un plebiscito. Estimo que la agenda
interna será la primera en atender, y de ella dependería qué Iglesia sería la
que se plante hacia fuera.
Y si de necesidad se trata, reformar la Curia Vaticana
tendría que apuntar para hacer de ella más un instrumento de Iglesia, que un
instrumento de Estado (menos Estado, más Iglesia, más evangélica; en la línea
de Lumen Gentiun y Gaudium et Spes); y si esto se quiere para toda la Iglesia
católica, replantear el perfil de obispos, para que sean más pastores que
hombres de carrera eclesiástica letrada.
Francisco Papa, o sea, más Francisco que Papa, además de
gestos, bien podría asumir la vocación (llamado) del hombrecillo de Asis:
“Francisco, repara mi Iglesia; ¿no ves que está en ruinas?”
Twitter: @jrubenalonsog
Fuente: Milenio-Jalisco
18 de marzo de 2013
URL: http://jalisco.milenio.com/cdb/doc/impreso/9175354
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