No puedo poner la esperanza el próximo 7 de junio. Esta
democracia es perversa. ¿Mal menor? ¿Mal necesario? Por supuesto, pues está
basada y gira en torno a un sistema de partidos que tienen el sartén en su
mano: crean sus reglas, se las ajustan, se autofinancian con recursos públicos,
y usan a los ciudadanos y ciudadanas para mantenerse. ¿Cambiará algo el 7 de
junio? Lo dudo, pero podría comenzar a cambiar algo; aunque no por ellos ni con
ellos. El cambio está fuera de ellos.
Habrá que trabajar, desde los ciudadanos, en una reforma
electoral que reduzca el "alimento" de los partidos. ¿Cómo? Atendiendo
la base de su existencia, que parte de lo siguiente: el marco legal excluye la abstención
y votos nulos en el cómputo para determinar los sufragios válidos con los que
se asignan diputaciones plurinominales, espacios en un ayuntamiento, y sobre
todo, las prerrogativas y financiamiento a los partidos políticos.
Como está la ley, por ejemplo, si votan diez (de un
universo de 100), y de esos diez resulta que 9 sólo hay un voto "válido",
quien lo recibe se quedará con todo el financiamiento. Así de perversa y
protectora está la ley. En una elección no solo se eligen gobernantes, también
se determina qué partidos permanecen y cuánto dinero habrán de recibir los
supervivientes.
Si no se elimina que los partidos sean "entidades de
interés público", se puede comenzar con:
1. Reducir el financiamiento bajando el 65 por ciento del
salario mínimo sobre el Padrón Electoral como criterio para armar la
"bolsa garantizada de recursos" (por cierto, ¿por qué el PadrónElectoral y no el Listado Nominal? En el Padrón Electoral están quienes no
pueden votar).
2. Que la abstención y votos nulos se tomen en cuenta
para la asignación de recursos. No puede
ser que a los partidos se les premie sin considerar la abstención y anulación.
Si "los partidos políticos tienen como fin promover la participación del
pueblo en la vida democrática", y para eso se les dan recursos (Art. 41 dela Constitución), ¿por qué premiarlos cuando la participación no se da en una
Jornada Electoral?
Ahora
bien, si para la determinación de la "bolsa garantizada" de recursos
públicos se toma como base sólo la participación en una Jornada Electoral (lo que supondría
tomar en cuenta, y que cuenten para estos efectos, la no participación y los
votos nulos), en un escenario donde se tenga una participación del 50 por
ciento de un Listado Nominal, el monto de dinero a repartir se reduciría a la
mitad, y con ello los partidos serían "castigados" por los ciudadanos
por no cumplir con su finalidad constitucional básica.
Con estos criterios, el financiamiento se reduciría
sustancialmente, que para en 2015 asciende a cinco mil 474,057,621.36 pesos.
Este 7 de junio podemos comenzar a botar (sic) las reglas
que alimentan el perverso sistema de partidos. A votar, sí, pero para comenzar
a botar.
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