En los resultados de una elección se conjugan diversos
factores y variables. No se puede reducir a uno de ellos, aunque sí alguno pesa
más que otros de acuerdo con las circunstancias. Considerar que a mayor votación
el PRI no gana es simplificar la realidad y el comportamiento de actores que
convergen en el proceso electoral y en especial en la jornada comicial.
No todas las elecciones son iguales. El comportamiento
electoral marca rasgos de tendencia, pero variables que no hay que perder de
vista. He aquí algunas.
Más votos, menos PRI. A escala nacional, José AntonioC respo en “La abstención, ¿favorece al PRI” (El Universal, 26 de marzo de 2015)
muestra que dicha afirmación no es del todo contundente, pues se trata de una
sola variable.
En el caso de Guadalajara, si se considera la variación
de la votación absoluta entre cada elección y se compara ese comportamiento con
la participación ciudadana en la Jornada Electoral se tiene lo siguiente:
PAN y PRI
En el PAN la votación a favor de ese partido guarda una
relación con la participación, aunque no con la misma proporción: en las
elecciones de 1997 y 2009, con descenso de votación por ese partido y
participación ciudadana, el PAN estuvo por debajo del crecimiento de la votación;
en 2000, 2003, 2006 y 2012, el PAN aumentó proporcionalmente sus votos en esas
elecciones con relación a la inmediata anterior. En tanto, los crecimientos se
registran en los años de elecciones para Presidente de la República y
Gobernador, como es normal en todas las elecciones, cuando en las “intermedias”
baja la participación.
En el caso del PRI, con quien ha integrado hasta 2012 el
1-2 en resultados electorales, el comportamiento es distinto: sólo en el año
2000 aumentó su votación con relación a la elección anterior, y en los años
2006 2012, con elecciones concurrentes
para Gobernador y Presidente de la República, a pesar de registrarse mayor
participación, cayó en su atracción de votos con relación a la elección previa.
Sin embargo, llama la atención que en 2003 y 2006, cuando desciende la
participación electoral con relación al proceso anterior, el PRI se mantiene en
niveles superiores de crecimiento; es decir, no cae su votación con relación al
proceso anterior como sucede con el PAN.
En promedio, en Guadalajara, el PAN tiene una base de
297,763 votos desde 1997 (1995 se excluye por atípica en la alternancia), y un
promedio de 268,365 en elecciones intermedias; el PRI, entre tanto, registra un
promedio de 276,798 votos, y un promedio de 261,997 votos en elecciones
intermedias.
El PAN que llegó a tener 409,841 votos en 1995 obtuvo su
votación más baja en 2009 con 219,533 sufragios. En la elección de 2012, a
pesar de recuperar 25 por ciento de votos absolutos, no pudo recuperarse de la “caída”
aun siendo elección concurrente para Gobernador y Presidente de la República.
El PRI, por su parte, llegó a los 300 mil votos en 2006,
incrementándolos sus votos en 2009 y 2012. En esos comicios “recuperó” y “retuvo”
el Ayuntamiento de Guadalajara y la Gubernatura, respectivamente. En esas dos
elecciones participó en alianza con el Partido Nueva Alianza (Panal) en 2009 y
con el PVEM en 2012.
Así, se observa que la abstención, la concurrencia de
elecciones federales en la misma jornada electoral y el que sea una elección
para Gobernador y Presidente de la República, inciden en los votos que obtiene
cada partido, aunque de manera distinta, debiendo observar otros factores o variables.
Candidato-partido
El partido que arropa y postula a un candidato es “marca”;
sin embargo, tal pareciera que pesa más el candidato postulado que la “marca”
que podría apuntalar o ser lastre.
Dos casos emblemáticos de candidatos que “jalan” más que
el partido. El PT con registro nacional, y que surge para las elecciones de
1991, obtuvo resultados marginales en Guadalajara hasta que 2000 postuló a Mara
Robles Villaseñor, ex militante y ex diputada del PRD. Ella le imprimió un
toque de frescura y diferencia en cómo hacer campaña (regalando flores a
mujeres y poniendo estrellitas a los bomberos, por ejemplo).
Con Robles Villaseñor el PT obtuvo 21,062 votos, los más
altos que haya obtenido ese partido, aunque insuficientes para que su candidata
consiguiera un lugar en el cabildo tapatío. Después de esa elección, el PT
volvió a sus niveles marginales, y obtuvo un “respiro” en 2012 aliándose con
Movimiento Ciudadano cuando postuló al ex priista y ex diputado local Salvador
Caro Cabrera, quien obtuvo 158,736 votos en Guadalajara y espacios en el
cabildo tapatío, con un crecimiento de 2,358 puntos porcentuales. Esto,
explicable por el “éxito” de Movimiento Ciudadano y su candidato a la
gubernatura, Enrique Alfaro Rodríguez en cinco de seis distritos electorales de
Guadalajara, donde el emecista aventajó al candidato priista a la gubernatura,
Aristóteles Sandoval con 110 mil votos. Se trató, pues, de un “resultado espejo”.
El caso de Movimiento Ciudadano y Enrique Alfaro Ramírez
es también un caso de apuntalamiento con base en candidato sobre el partido.
Movimiento Ciudadano tiene su antecedente en el Partido
Convergencia, fundado con registro nacional por el ex priista y ex gobernador
interino de Veracruz, Dante Delgado Rannauro, en 1998, y participa en las
elecciones de 2000. Para las elecciones de 2012, Convergencia cambió de nombre
a Movimiento Ciudadano.
En las elecciones de 2000, 2003, 2006 y 2009, los
resultados de Convergencia fueron más inferiores que el PT. Su votación fluctuó
entre 2,982 y 3,299 votos hasta que en 2009 llegó a 6,456, muy por debajo a los
obtenidos entonces por el PT: 15,928.
Pero para las elecciones de 2012, Movimiento Ciudadano
acogió y postuló como candidato a gobernador a Enrique Alfaro Ramírez (líder y
fundador de la Agrupación Política Alianza Ciudadana), quien llegó a gobernar
el municipio de Tlajomulco de Zúñiga bajo las siglas del PRD-PT en 2009.
Con Alfaro Ramírez, Movimiento Ciudadano obtuvo el
segundo lugar en la elección para gobernador de 2012: quedó a 295,688 votos del
primer lugar, el PRI, con Jorge Aristóteles Sandoval; pero superó con 977,436
votos al candidato del PAN, Fernando Antonio Guzmán Pérez Peláez, del partido
en el gobierno.
Lo anterior es historia, y una elección no se gana con “historia”,
sino con “participación” (movilización de estructuras de grupo y partidistas)
el día de la Jornada Electoral.
Publicar un comentario