Inseguridad: dos caminos, dos rostros

No se encontraron. No se vieron… no se escucharon. Dos puntos distantes de confluencia que en su trato por parte de la autoridad, sí, esa que está para la seguridad, muestra que tiene ante sí a dos, tres, cuatro ciudades, no articuladas, que no se encuentran que no conviven, que no tejen redes; una autoridad que “distingue”, que jerarquiza, que privilegia a unos y excluye, ignora a otros.


El sábado, de Pablo Casals y Montevideo salió un contingente de no más 1,500 personas con rumbo a La Minerva, ese “nuevo centro de la ciudad” que aleja y descarta al Oriente y pone al Poniente de Guadalajara como un primer mundo en nuestro mundo.
En su mayoría mujeres, vestidas de blanco, con claveles en la mano. Platicando entre ellas. Pareciera que salieron del club tras un torneo de golf o tenis. Casi uniformadas en estilo. Entre ellas y ellos se conocían, se identificaban. No eran extrañas.
Ordenadas, con cuerpos de seguridad y auxilio público al frente, a los lados y en la retaguardia del contingente, seguido además por los choferes de las caminantes (no fue marcha, pues hasta eso es diferente). La causa: inseguridad en la ciudad; si no víctima directa, sí indirecta. La consigna: llamar al “interior” de las personas: ¿promueves valores?, ¿eres honesto?.
El domingo, en la Glorieta de los Niños Héroes se concentraron madres, hermanos, amigos víctimas de la inseguridad llevada al extremo impotente: la desaparición forzada de hijos, hijas, maridos.
A la Glorieta acudieron a platicar, a manifestar sus testimonios desgarradores e impotentes de búsqueda y exigencia de justicia; se congregaron a escucharse, a mantener viva la esperanza, la búsqueda y exigencia. ¿Uniformadas? No. Sólo la voz, el dolor, el reclamo justo a las autoridades las une y unifica.
En Niños Héroes sólo dos patrullas y el mismo “oreja” (observador e informante de gobierno para dichos eventos); ningún cuerpo de auxilio público, por si se requiriera. Hasta en la salvaguarda del ejercicio de derechos fundamentales como la manifestación de ideas, de reunión, la autoridad pública hace distingos y privilegia.
En La Minerva no hubo reclamos a la autoridad, al gobierno. Eso se gestiona individualmente. En Niños Héroes sí salió el reclamo, la exigencia, pues no han perdido cosas, propiedades, sino personas, y sólo han recibido silencio e indiferencia.
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