No dejaremos de agotar toda instancia de diálogo,
acercamiento y apertura para evitar el uso de la fuerza para restablecer el
orden. Es el último recurso; pero el estado está legítimamente facultado para
hacer uso del mismo [la fuerza] cuando se ha agotado cualquier otro mecanismo
para restablecer el orden". Enrique Peña Nieto a su arribo a México de su
gira por China y Australia, 16 de noviembre de 2014.
¿Qué parte no ha entendido el titular del Poder Ejecutivo
y su equipo de gobierno de la situación en que está inmersa México, los
mexicanos?
¿Qué no se han percatado que #Ayotzinapa, #Tlatlaya, son
sólo una muestra, una manifestación de un estado más crítico que atraviesa las
instituciones pública y privadas, el tejido social?
Considero que lo expresado por Enrique Peña Nieto, además
de retórico, muestra que desde su área de confort que da el poder ya abrió
discursivamente el último recurso ante la incapacidad: el uso de la fuerza. De
ahí a emplearla, no hay frontera.
El uso legítimo de la fuerza por parte del Estado es
válido como último recurso, pero acotado e inteligentemente usado. Como teoría
y retórica, es claro. Pero ese no es el punto.
El Ejecutivo federal y su equipo, así como los poderes
locales, las instituciones públicas, no han escuchado ni quieren escuchar lo
que quienes manifiestan dicen y repiten lo que tienen claro: "¡Fue el
Estado!".
El Estado tiene derecho e incluso en casos particulares
la obligación a usar la fuerza; pero frente al "tirano", también es
legítimo el uso de la fuerza por parte del pueblo.
¿Enrique Peña Nieto quiere jugar a las vencidas? No lo
creo, ni lo deseo. Pero está llevando al límite la situación.
#Ayotzinapa, #Tlatlaya, no es el #Paulette, que puede
aislar, acotar, para que con el contubernio de la dictadura mediática no le
salpique. #Ayotzinapa, #Tlataya, y otros más, están en el corazón del Estado y
sus instituciones.
¿Temen un estallido social? Ya lo tienen. Podrán apostar
a que los rituales de Buen Fin, teletones, temporadas vacacionales navideñas,
cambio de agenda mediática, modifiquen la percepción y la indignación. No dudo
que ello influya, pero no dejará de ser una postergación de la causa y la
solución.
¡Fue el Estado! Y la fuerza del Estado ante los
hechos aislados de violencia, con tufo de infiltrados, es más pretexto para querer
despertar de la peor pesadilla en que están inmersos.
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