Así como una “ley de transparencia” no hace de facto a un
gobierno transparente y democrático, la disposición de esa herramienta jurídica
y el acceso a información pública tampoco hace del periodismo y del periodista
más y mejor.
Las llamadas “leyes de transparencia” son una herramienta
jurídica, no un manual de operaciones para hacer gobiernos transparentes y
democráticos; las “leyes de transparencia” son una herramienta para garantizar
acceso a la información pública gubernamental, no un manual de periodismo.
Poner en Internet los cheques que entrega un gobierno, el
presupuesto que ejerce día a día, el gasto-inversión en un evento para jóvenes,
no es en sí transparencia, pero sí posibilita su desarrollo. La transparencia
en el gobierno modifica su manera de ser gobierno y ejercer el poder; y lo
obliga a rendir cuentas, pues de lo contrario caería en el cinismo.
En el mismo sentido, un periodismo que reproduce datos sin
la propia y la dada libremente significación, desvirtúa su propia esencia de
lectores e intérpretes de la realidad.
Si la transparencia es más que permitir acceso a la
información pública, el periodismo ante esta posibilidad de acceso a
información lo lleva a la ruta de ser más integral en su información, más
preciso, o de lo contrario, entrará en la vía del periodismo de “consulta”, con
lo que sólo reproduce datos bajados de Internet o de un documento solicitado.
Ejemplos sobran. Tan opaco resulta un gobierno que niega el
acceso a la información, como un medio de comunicación o periodista que funda
su material en datos imprecisos, incorrectos, aislados. ¿No ha resultado opaco
el periodismo que se quedó en la cifra de 67.2 millones de pesos y sobre la
cual giró toda su labor vinculándola a lo más simple a su alcance?, ¿no ha
resultado opaco asegurar que con recursos públicos se dan clases de Biblia sin
decir de dónde salió el dinero, y no indagar que cada funcionario que aceptó
acudir paga de su bolsillo?, ¿o que se atribuya a ese curso una intención de
adoctrinamiento sin investigar y verificar los contenidos que ahí se
desarrollan? ¿No resulta opaco cuando se atribuyen cargos y funciones a
personas que no lo tienen ni lo ostentan?
Así como hay gobiernos opacos, también se puede desarrollar
un periodismo opaco.
El periodista no se hace sólo por tener y dar la primicia;
es quien informa mejor.
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