A Carlos Núñez
Hurtado, que en cada reto se fortalece él y quienes con él caminan
En Oaxaca se cosecha lo que se siembra. Las elecciones de
ayer, para renovar el Congreso local, integrado por 25 diputados de mayoría
relativa (de Distrito) y 17 de representación proporcional (plurinominales),
superaban en la mayoría de las casillas computadas a las 21 horas, un
abstencionismo superior al 60 por ciento, llegando a un promedio cercano al 70
por ciento; es decir, que a las urnas habrían acudido al menos tres de cada
diez de los registrados en el listado nominal.
Previsible, por lo que han vivido los oaxaqueños de manera
intensa en años recientes con el grupo en el poder que encabeza Ulises Ruiz, el
“gobernador mantenido” en el poder por mantenerse otros.
La tendencia, muy preliminar, apuntaba ayer por la noche a
una mayoría a favor de la
Alianza que Construye, integrada por el PRI y PVEM; luego, en
segundo lugar la Alianza
por el Bien de Todos, integrada por el PRD-PT-Convergencia; en tercer lugar el
PAN.
Lo grave, desde cualquier lectura del proceso electoral, es
un frente más de conflicto que se anticipa, y que tendrá como epicentro la
integración de un Congreso ilegítimo por la menguada representatividad que le
dará origen. Podrá ser constituido legalmente con un voto por diputado, pero
por su naturaleza originaria, representación popular, quienes del proceso
electoral que resulten, no tendrán cara para tomar decisiones por los
oaxaqueños.
45 sacerdotes de la arquidiócesis de Oaxaca, las diócesis de
Tehuantepec, Puerto Escondido y la prelatura de Huautla, con ocasión de la
realización de la
Guelaguetza , apuntaron en una carta abierta:
“No necesitamos una clase política, lo que necesitamos es un
grupo de hombres y mujeres honrados que hagan política con clase, capaces de
conducir una democracia que no sea sólo una forma de gobierno ni sólo aquello
que está escrito en la constitución, sino un concepto de la existencia que se
basa en la confianza en los seres humanos, en la humanidad, en la naturaleza
humana”.
Estas elecciones son un punto de inflexión más en Oaxaca, en
el que las instituciones políticas y partidistas locales, con intervención
nacional, dan mayor muestra de su inutilidad.
Ulises Ruiz podrá tener un Congreso legal que lo sostenga,
pero no representantes populares legítimos.
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