Ilustración de José Luis Cortés, "Hermano Cortés" |
Pedro Kumamoto, diputado electo independiente, es una
bocanada de aire fresco en el cómo, con qué, con quiénes y para qué hacer
política. El dónde lo hizo, un golpe en el corazón de las estructuras
partidistas: el distrito 10, emblema del PAN y codiciado por el PRI.
¿Qué pasó? Hay que observarlo con calma y desde otra
posición, desde otra óptica, sin minimizar las variables y circunstancias con
las que jugó en esta elección abriendo una ruta paralela, diferente, pero con
las mismas reglas del juego de los otros, los partidos y grupos
tradicionales del poder, fáctico y de
iure.
A reserva de observar y conocer a detalle el “fenómeno
Kumamoto”, como también habrá que recapitular el “fenómeno Alfaro”, que tienen
algo en común: construcción de novedosas redes sociales (además las “social
media”), el entorno de la contienda son las normas y un sistema de partidos agotado
y repugnante. ¿O cómo explicar la más baja participación ciudadana en Jalisco
en los últimos años? ¡Apenas se rebasó el 50 por ciento del listado nominal!
Ningún partido, ningún candidato llevó más ciudadanos a las urnas; agravándose
esto si consideramos que el listado de electores se incrementa elección tras
elección. Ni Alfaro ni Kumamoto, que arrasaron con el triunfo cautivaron a la
mayoría desencantada. Por Kumamoto no votó el 82 por ciento de los ciudadanos
inscritos en el distrito 10 de Zapopan; y por Alfaro no votó el 74 por ciento
de los tapatíos. Esas son las reglas de nuestra falaz democracia: con un solo
votante cualquiera puede gobernar, aunque pudieran hacerlo 10.
Kumamoto, con lo original, novedoso, joven y con jóvenes,
capitalizó la debacle de los partidos con la puerta estrecha que la ley abrió a
independientes. Se juntó el hambre con la necesidad; oportuna e inteligente fue
su presencia y actuar.
Pero se abre otro escenario. Diputado del distrito 10,
sí, pero también de todo Jalisco. En el Congreso local tomará decisiones por
todos, por los que no van a Andares, por quienes no tienen para pagar por su
educación, por quienes no tienen teléfonos inteligentes ni WiFi en casa, por esos poco más de tres millones dejaliscienses que viven en la pobreza.
Abrió un boquete a un muro; en muros más gruesos y altos
estará a partir del próximo 1 de noviembre. Una golondrina no hace verano, pero
sí puede anticipar su llegada. No hay que soltarse.
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